"Vos lo provocaste"
Por Melissa Pastrana y
Daniel Valladares
“Y la culpa no era mía,
Ni donde estaba,
Ni como vestía”
-Las tesis
Vivir nunca ha sido fácil, más en
este país es como si su nombre Honduras nos arrastrara a esas profundidades,
donde la condición humana es cruel y despiadada. Mi historia inicia desde muy
pequeña, era delgada, alta y siempre me hacían -bullying- por eso, sobre
todo los niños me molestaban de manera horrible, a veces pareciera que ser
mujer es o fuera un delito, que se paga con sangre, que se paga con golpizas,
que se paga con abusos de todas las personas que están a nuestro alrededor. Es
tan abrumador que suelo pensar que no existe nadie, que esté ahí para protegerte,
entre más gritas y pataleas más te ignoran y dicen:
¡La culpa es tuya!
Acompañada de una paliza o de un
regaño que menoscaba tu condición como ser humana, era una niña y me la
arrebataron, la estrujaron y la hicieron pedazos. Y siempre me pregunto ¿Quién
soy? O ¿Quién puede ser? Si no me hubiera pasado lo que me pasó. ¿la culpa fue
mía? Todo eso me hace pensar que de alguna manera me odiaban, este odio empezó
desde que yo era muy niña; tenia 8 años estaba en la escuela cuando varios
niños me vigiaron para acorralarme en los baños,
-
Enserio, ¡Quería escapar!, lo deseaba, pero no
pude.
Dos niños me arrinconaron en los
baños de varones, me levantaron la falda y me empezaron a tocar, solo recuerdo la
risa de los demás niños, como si para ellos fuera algo divertido sobrepasarse.
-
Quería escapar, gritar muy fuerte para que me
escucharan y me salvaran
Pero nadie llego, recuerdo que
esos niños estaban en sexto grado y yo a penas en cuarto, me llevaron a
dirección ese día, dijeron que yo había incitado a los niños, ¡Qué yo los
buscaba! Y por eso ellos actuaban de esa forma, al poco tiempo mi madre llego y
lo único que hizo fue golpearme y acusarme de molestar a los niños, sentí que
nadie me escuchaba, es como gritar en el fondo del mar para que alguien te de
la mano y diga: ¡Te creo!
No olvidaré ese día, nunca olvidaré
esas palabras:
-Vos los provocaste.
Todavía puedo escuchar las risas de los demás
niños burlándose y riéndose de lo que me pasó ese día, mientras repetían: “Lorena
culo de arena” esa frase que me perseguía hasta en mi colonia, era como una
presión para mí, a tal grado que mi madre me terminó cortando el pelo con
cólera y pensé que ser mujer estaba mal, que era un error llevar cabello largo
y genitales femeninos.
Pero lo que te vengo a contar, no
solo es eso; no solo son mis calamidades de niña; fue lo que marcó mi vida y
que durante mucho tiempo me sepulto en vida, te lo cuento en confianza, a vos
para que de alguna manera crezcamos y sanemos, ¡si lo sé, es absurdo¡ si lo
piensas bien por que un ex novio lo usó en venganza, y le contó a todo mundo lo
que me pasó, de la misma manera mi madre lo usaba en mi contra para “espantar”
a las personas que me pretendía o querían salir conmigo.
Pero te cuento esto porque creo
que es tiempo que de alguna manera mis historias y la historia de otras
personas salgan a la luz. A los 15 años escape de casa, mi madre y mi padre se separaron
desde hace mucho, pensé que con mi papá estaría bien, -no sabia en lo que me
estaba metiendo- tuve que buscar pequeños trabajos para poder mantenerme o
financiarme ciertos gastos mi papá no los apoyaría.
-Todavía no puedo creerlo ¿por qué me hicieron
eso?
La suegra de mi papá me dijo:
¿Quieres ganarte un par de fichas?
Solo tienes que ayudarme y listo; hazte pasar por mi hija y acompáñame a dejar
unas carnes a la Penitenciaria (PC) y te vas a ganar un "dinerito".
No sabia a lo que me estaba metiendo,
acepte ir con ella para ganarme algo de dinero, cuando llegamos a la PC, me
dijo que pasara a una habitación que después me iba a dar el dinero ¡500 Lempiras¡ cuando entré a ese lugar sola, un señor estaba ahí, me llamo con la
mano y cuando me sujeto de inmediato cerro mi boca con sus horribles manos, y
me dijo en el oído si haces bulla te mato.
¡Mi infancia costo 500 Lempiras!
Desde ese entonces sentí que no
valía nada, me intente suicidar varias veces, pero aquí sigo; tengo una hija y
eso es lo que me ayuda a vivir, ahora ando armada con un taser y gas
pimienta, no me siento segura en la calle, ni en ningún lugar.
Sabes la vida no es fácil, si lo
piensas de alguna u otra manera, es verguiado salir a la calle en este país, es
verguiado ser mujer en este país y comparto esto con ustedes, con todas las
personas, para sentir que no morí en ese lugar.
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